lunes, abril 08, 2013

Thatcher & Aguirre

Por esas casualidades del destino, hoy han fallecido dos mujeres conocidas, de una edad parecida, aunque famosas por razones bien distintas. Una fue una política de las de rompe y rasga y la otra una actriz y cantante, que supo aprovechar como nadie sus 15 minutos de gloria al actuar en un par de escenas en una película con Gary Cooper.

Pero no es de ellas, o mejor dicho, no es de Saritísima de quien voy a hablar. 

Mientras en el TD daban un breve panegírico de la Thatcher, no he podido evitar hacer algunas comparaciones de la Dama de Hierro con otra española, también política y que, al igual que la inglesa, no deja tibio a nadie. Se trata de Esperanza Aguirre.

Ambas, a mi juicio, mantienen un cierto paralelismo, tanto en su trayectoria política como en algunos aspectos de su vida personal.
Por ejemplo, la Thatcher, conoció al que sería más tarde su marido, un hombre con fortuna propia y posición económica desahogada, lo que sin duda le proporcionó la seguridad necesaria para poder dedicarse a la política, sin correr el riesgo de que una vez apeada de la misma, tuviera que buscarse la vida fuera de ella. 

Algo parecido sucede con Esperanza, a quien algunos le han criticado precisamente, por ser rica. Seguramente son los mismos que prefieren a los políticos pobres al entrar y ricos al salir, ungidos por el mágico efecto de los votos y las voluntades compradas con falsas promesas por aquí y algún que otro pufo por allá. Personalmente, siempre los he preferido ricos desde la cuna. Al menos, a esos se les presupone que no se van a meter en política para trincar, robar y especular. Además, ser rico tiene la enorme ventaja de que te dedicas a la política por tus principios, por tus ideas y para servir a tus conciudadanos, sin tener que depender de agradar o no a la corriente del partido que en ese momento esté de moda. En resumen, estar en política y ser rico te da la libertad que un estómago agradecido no tiene y por tanto, es más difícil comprar tu voluntad y explotar tus puntos débiles.

Aparte de la economía saneada en ambos casos, creo que hay otra característica que las define bien: su marcada personalidad, su manera de hacer política sin artificios, sin ambages, en una palabra, de hablar claro y defender a muerte aquello en lo que crees, algo que se suele echar en falta en general, a cualquier político.

Margaret Thatcher se hizo famosa, sobre todo, por el pulso que echó a los mineros durante todo un año, provocando un estado casi de guerra contínua y ganando finalmente la batalla, después de la cual, los sindicatos perdieron casi todo su poder o al menos, les quedó muy deteriorado. Más nos valdría seguir ejemplos así, y dejar de alimentar a esa panda de vagos, que ni siquiera son capaces de someterse a la voluntad de todos los españoles en unas Elecciones Generales y sin embargo, opinan y dan consejos sobre cualquier tema a cualquier gobierno de cualquier clase. Es una broma de muy mal gusto que los sindicatos mayoritarios tengan un 4% o 5% de afiliados y representen al 80% de los trabajadores y lo que es peor de todo, que vivan de las subvenciones del Estado, o lo que es lo mismo, de la pantomima de los cursos de formación, que no deja de ser un oscuro y retorcido sistema para financiar a empresas y sindicatos.  

En esto también se parecen Margaret y Esperanza, pues esta última ya avanzó hace tiempo que intentaría, si estaba en su mano, eliminar de un plumazo a todos los liberados sindicales que hay en España y que les pondría a producir.                                       

Fue la Thatcher una mujer adelantada a su época, que supo avanzar los cambios estructurales necesarios en su país, gracias a los cuales, el Reino Unido hoy puede disfrutar de una posición económica sólida y sin excesivos sobresaltos, más allá de haber intervenido algún banco que otro (RBS) y de algún escándalo en relación con la manipulación de los índices del euríbor. Inglaterra, habrá sufrido como los demás (o no) la crisis, pero en ningún momento se ha planteado la posible quiebra de su economía. Lo de la intervención del Banco Central Europeo, no ha lugar, pues no pertenece al euro.

Las diversas privatizaciones (como las del gas, el agua y la electricidad, British Airways, etc...) que se realizaron durante el largo mandato de la premier británica, mantienen también, una cierta semejanza con algunas de las que se sabe que Aguirre es o podría ser partidaria. De hecho, el llamado estado del bienestar, es una idea magnífica, como la de los Reyes Magos, pero es que luego hay que pagarlo porque el dinero tiene que salir de alguna parte. Así es que, una de dos: o crucificamos a impuestos a los que tengan trabajo para poder seguir manteniendo ese estado del bienestar o intentamos que el nivel de paro en España, caiga a un 3o 5%, algo que no hemos conocido jamás. La otra alternativa, es privatizar.

Esto es como las comunidades de vecinos. Hay comunidades, que disponen de gimnasio, piscina cubierta, spa y pista de hielo, lo cual, hace que la tarifa de la mensualidad sea astronómica. ¿Cómo se baja? Fácil. O se eliminan esos servicios o quien los vaya a usar que los pague. Pues con los estados, es lo mismo.

A pesar de las muchas cosas que creo que las unen, también hay notorias divergencias. Tal vez la más señalada sea el carácter anti europeo de la británica, algo que por supuesto, no es compartido por Aguirre.

La otra diferencia, cae por su propio peso: Margarte Thatcher, se hizo con el poder del partido conservador y después, con el 10 de Downing Street. En España, creo que todavía no estamos preparados para otorgar mayoritariamente tal cuota de poder a una mujer.

El PSOE, ha dado sobradas muestras de que no cree en lo que dice a lo largo de los últimos años, cuando se han presentado diversas mujeres a ocupar el puesto de Secretario General y al final, las han "convencido" de que se fueran a casa. 

En el PP, todavía no tenemos experiencias así. No descarto que en algún momento Esperanza recapacite y se presente con opciones de presidir el PP y, lo que sin duda me gustaría mucho, que fuera Presidente del Gobierno. Creo que sería una estupenda Presidenta, pero mucho me temo, que me voy a quedar con las ganas.

Que en paz descansen ambas fallecidas.      

                                                                                                           
                                                                                                                                  
 

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