martes, enero 17, 2023

Aborto, eutanasia y pena de muerte.

Siempre que me tengo que enfrentar a algún problema de conciencia, un poco por defecto profesional y bastante más por defecto congénito, lo abordo desde una cierta perspectiva de lógica. Intento encontrar la lógica del asunto. Así me ocurre con el enunciado de este post.

En los últimos días, la televisión del gobierno, o sea, la 1 de TVE, ha mostrado su honda preocupación y, por tanto, se supone que la de todo el país, al abrir el telediario de la noche con la noticia de que, en Castilla y León, se pretende aprobar una medida que va en contra del aborto.

De entrada, lo primero que sorprende es la alarma social que se difunde desde la TV pública al confundir a los oyentes y hacerles creer que la medida ya ha sido tomada, cuando la verdad es que no. Pero no voy a entrar en ese terreno de la manipulación de la información, un terreno casi exclusivo del gobierno, no. Lo que me llama la atención es que se haga flamear la bandera del aborto, como un derecho de las mujeres – lo llaman progresismo –, junto con la aprobación de la ley de eutanasia, pero al mismo tiempo se niegue la pena de muerte a los asesinos y terroristas, argumentando que debemos ser magnánimos. Y es aquí donde la lógica me chirría.

¿Magnánimos con asesinos y criminales, pero inflexibles con nonatos? ¿Magnánimos con el aborto, pero admitimos que algunos quieran suicidarse? ¿Admitimos el suicidio asistido, pero si alguien se sube a una terraza para lanzarse al vacío enviamos a los bomberos para intentar convencerle de que no lo haga? Son estas cuestiones y las respuestas que hay en estos momentos, las que me confunden.

Hay otros aspectos relacionados con la campaña enfebrecida que ha lanzado el gobierno. Son los aspectos meramente políticos, estratégicos, en un año que se nos va a hacer muy largo, porque vamos a estar todo el año en campaña, con acusaciones, manipulaciones y demás. Un aspecto que me llama mucho la atención es la extraordinaria dureza de una amenaza por parte del gobierno central, de intervenir la Junta de Castilla y León, por un asunto de esta índole, cuando en Cataluña, por ejemplo, el gobierno central se inhibe por completo cuando la Generalitat se niega a cumplir las sentencias de los tribunales que obligan a los centros de enseñanza en Cataluña a impartir el 25% de sus clases en castellano o prometen públicamente y con reiteración que volverán a intentar declarar la República de Cataluña y lo harán con un Referéndum, que todos sabemos que es ilegal, aunque intuimos que lo terminarán haciendo. En este caso, el presidente, presume que, desde que se limita a someterse a los caprichos de sus compinches catalanes, Cataluña está en paz. Bien, habría que preguntar si los padres de los niños que quieren y no pueden estudiar en castellano están de acuerdo con él.

Ante la dispar respuesta de un gobierno central sometido a los caprichos de los independentistas catalanes o a las declaraciones de un VP de la Junta de CyL, cabe deducir que aquí lo de la lógica, no tiene cabida. De hecho, la vida en sí, no es un valor absoluto. Por eso, porque no es un valor absoluto, la situación de los menores o de los desvalidos depende de quién sea el delincuente.

Si eres una menor bajo la tutela de la Administración y abusan sexualmente de ti, tu vida importa cero, si el delincuente tiene contactos entre los dirigentes de la llamada izquierda progresista. Si eres un anciano, tienes derecho a solicitar la eutanasia y morir, pero como se te ocurra fallecer en una residencia como consecuencia del COVID, y, además, la residencia pertenece a una Comunidad Autónoma “enemiga”, habrá guerra con tu cadáver como excusa.

Con estos ejemplos - y algunos otros que me ahorro para no extenderme demasiado, - parece evidente que el concepto de “vida” tan sólo es un truco, una especie de excusa utilizada políticamente en contra del adversario, en función de intereses meramente políticos y que nada tienen que ver con el respeto al concepto, sino más bien, con la pesca de votos.

Mientras los asesinos de docenas de policías, guardias civiles y militares, estén en la calle campando a sus anchas; Mientras se permita abortar a niñas de 16 años sin el consentimiento de sus padres; mientras se abuse impunemente de niñas y adolescentes, la sociedad estará en deuda con la vida.

 

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