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lunes, junio 19, 2023

El buzón anónimo

A alguna mente privilegiada de esas que nos gobiernan, se le ha ocurrido la feliz idea de crear un buzón en las empresas para denunciar anónimamente cualquier ilegalidad que se considere, lo cual, dicho sea de paso, podría ser interesante. Ahora bien, lo que en un principio puede parecer una buena idea hay que empezar a someterlo a un escrutinio más profundo, porque podría darse el caso, por ejemplo, de realizar denuncias falsas.

Sobre denuncias falsas no es necesario remontarse mucho en el tiempo. En la guerra civil española, - un asunto que está presente de modo permanente en los recuerdos de los marxistas del gobierno – hubo profusión de falsas denuncias, de un bando y del otro. Venganzas, codicia, ideología y demás, alimentaron a la madre de todas las guerras, del mismo modo que mucho antes, en los tiempos de la Santa Inquisición, se repitieron el mismo tipo de denuncias y por los mismos motivos, más o menos. Y no me quiero meter mucho con el tema de las falsas denuncias de violencia machista. O sea, que lo primero que habría que dilucidar es si los hechos son ciertos o no.

Después de comprobar que los hechos son ciertos, habría que establecer una especie de tribunal que los analizara y dictaminase si constituyen delito o no, para a continuación, proceder a la sentencia y a su cumplimiento. De nada sirve perseguir la justicia si no hay medios para que sea real.

Todo este sinsentido se pretende en un país en el que la Justicia lleva siglos de retraso, los participantes se ponen en huelga por sectores, y los ciudadanos de a pie, junto con los abogados, debemos hacer acopio de una paciencia tendente al infinito.

A no ser, claro, que lo que pretenda la promotora de la idea, sea que quien analice, estudie, juzgue y sentencie, sea el comité de empresa. De esta manera, los sindicatos, ejerciendo la presión y las corruptelas necesarias, pasarían a controlar las empresas de facto, lo cual sería como una expropiación forzosa y gratuita. Así las cosas, cualquier trabajador o liberado sindical, podría interponer una denuncia falsa contra la empresa, que a tenor del análisis del comité y de su posterior dictamen, se vería castigada con un importe económico, que, en ocasiones, iría contra la propia viabilidad de la empresa. Una forma maquiavélica, retorcida, pero muy comunista de destruir la economía de un país.

Decía al principio que la idea del buzón para la denuncia anónima podría ser una buena idea.

 Se me ocurre que se podría instalar en todos los partidos políticos, incluidos aquellos unipersonales o que concurren a las elecciones por circunscripciones tan minúsculas como el barrio de Lavapiés, en Madrid. De esta forma, podríamos conocer todas las trampas, chanchullos, corruptelas y cohechos a los que hubiere lugar. Otra cosa sería saber quién iba a investigar todo eso y si las sentencias tendrían algún efecto, visto lo visto, y a sabiendas de que siempre habrá algún hijo de su santa progenitora que les termine por indultar.

Otro lugar en el que se podrían instalar serían todos los colegios e institutos de enseñanza primaria y secundaria de España. A lo mejor así podríamos conocer los casos de abusos, de acoso, y de esta forma, lo mismo se podrían evitar los suicidios que se producen, ante los cuales, ningún centro educativo se hace responsable civil subsidiario.

También podríamos instalar esos buzones en las dependencias de los centros de menores, - varones y hembras -, tutelados por la Administración. Tal vez así, podríamos conocer de primera mano las atrocidades, abusos y acosos que sus dirigentes, sus cónyuges o quien fuere, pudieran ejercer sobre los más vulnerables.

En fin, que la idea no está mal, pero hay que pulirla un poco. Yo, en lugar de en los propios lugares donde se sospecha que se incurre en algún tipo de irregularidad, los pondría directamente en las sedes de los medios de comunicación, y para evitar la autocensura, que lo recibieran todos y que cada uno eligiera libremente cuáles investiga y cuáles no.

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