Ayer estuve en El Corte Inglés. Recuerdo que hace unos tres años, ir allí, era como ir al desierto de Gobi. Daba miedo pasear por sus pasillos desiertos y temías que te fueran a asaltar una banda de ladrones. Dicho sea lo de ladrones sin mirar a nadie. El aparcamiento estaba semi vacío, los dependientes de cháchara entre ellos y cuando te acercabas a algún estand, te asaltaban tres al tiempo con su "¿puedo ayudarle?". No vendían una escoba y era un ejemplo evidente de hasta qué punto estaba afectando la crisis.
Ayer, no. Ayer estaba petado, hasta la bandera. Cuando antaño podías permitirte el lujo de aparcar casi en la puerta, ahora te tienes que ir al segundo sótano y rezar. Por dentro, era un hervidero de gente. Los ascensores, era una forma más de perder el tiempo porque llegabas antes de rodillas. Las colas en las cajas eran como en sus mejores tiempos.
Pero algo ha cambiado: ahora no ves un maldito dependiente ni con prismáticos. Da igual la sección a la que vayas. Aquello sí que es el desierto de Gobi pero de dependientes.
Y yo me pregunto: ¿qué han hecho con todos esos que en la época de las vacas escuchimizás, se estaban de cháchara porque no había clientes? ¿Han esperado a que el negocio subiera para pagarles las indemnizaciones por despido? Pues sí, algo de eso ha pasado.
El año pasado, 2016, la empresa abrió la mano y ofreció un plan de bajas incentivadas y tuvo tal éxito entre los empleados, que tuvieron que aumentar un poco las expectativas y llevarlas hasta 2017.
Así es que ahora, después de que unos miles de empleados (4.000) se hayan ido a su casa y la empresa haya destinado unos 150 millones para convencerles, los clientes ahora nos encontramos con que aquello de que El Corte Inglés te ofrece un servicio y una atención sin igual, ya no es cierto.
El Corte Inglés era famoso por el "acoso" de los dependientes a sus clientes. Siempre tenías que quitártelos de encima. Ahora es todo lo contrario. ¿Que necesitas preguntar si tienen un modelo de aspirador? Pues ya puedes coger un rifle y empezar a buscar tu objetivo. Allí no hay nadie. ¿Que necesitas un cubre colchón? Vete a saber dónde están las señoritas del departamento. Y así en todas las secciones.
Sin duda El Corte Inglés está inmerso en un proceso de cambio profundo, encaminado a sacar de los números rojos a la empresa, pero me temo que no todos los cambios han sido para bien. Bueno, los empleados que están en su casa con la pasta y jubilados, estarán felices, claro. Pero los clientes, aquellos que estábamos acostumbrados al servicio y la atención, a poder solicitar explicaciones y detalles sobre un producto, esos, nos hemos quedado huérfanos.
O mucho me equivoco, o en breve empezaremos a ver por las plantas de El Corte Inglés robots serviciales, que con su voz metálica nos pregunten eso de ¿puedo ayudarle?
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