jueves, enero 23, 2025

Galicia – EPÍLOGO – En busca del neumático perdido

Esta historia del neumático ya se había convertido en una obsesión. Comenzó a dar problemas antes del viaje, así es que, era imposible que fuera un problema de las famosas meigas que ya habíamos dejado atrás hacía mucho. Aunque, si me paro a pensar en las meigas, tal vez se tratara de un último mensaje como advirtiendo “si vuelves ya sabes lo que te espera” o algo así. Tal vez por eso, los problemas comenzaron en el viaje de regreso. De lo que no había ninguna duda,  era que la pérdida de presión aparecía cada vez con más rapidez. O sea, que el agujero, se hacía más y más grande, y los mensajes más y más frecuentes.

Por eso, al día siguiente de llegar a casa, lo primero que hice fue ir a una estación de servicio y proceder con el dichoso neumático. Al menos, intentaba ganar tiempo. Después, llamé a mi seguro para interesarme qué estaba y qué no, cubierto por la póliza. El pinchazo estaba cubierto, pero el montaje y alineación, no. De todas formas, la señorita fue muy amable y me sugirió que llamara a los de asistencia, porque a ella le pasó algo similar y los de asistencia se lo arreglaron sin más problemas. No tenía nada que perder, así es que los llamé.

El hombre después de examinar la banda de rodadura comprobó que el pinchazo no estaba ahí. O sea, que no había pisado un clavo ni nada punzante. La cosa era mucho peor: “el pinchazo está en la parte interior del neumático, en lo que se llama flanco. Y eso, simplemente no tiene arreglo”.


Era preciso sustituirlo por uno nuevo. ¡Y tenía 3 meses!

Tras el dictamen inapelable del experto, sólo tenía una alternativa: NORAUTO. Allí es donde siempre llevo el coche para este tipo de mantenimiento. Además, fue allí donde compré los dos delanteros, uno de los cuales tenía que volver a sustituir.

Me quedaba un último intento, a la desesperada, de ver si había alguna posibilidad de una rebaja o algún tipo de garantía que hiciera que la broma me saliera menos cara. No solamente no había ninguna garantía de ninguna clase, es que el neumático había subido de precio desde el verano. ¡Superb! Y podía darme con un canto en los dientes de que seguían teniendo disponible el mismo modelo, porque de no ser así, debería haber comprado los dos, otra vez, para que ambos fuesen iguales.

Después de encargar el nuevo neumático y de reservar cita para su instalación no quedaba otra más que esperar. Y mientras regresaba a casa, otra vez el mensaje de pérdida de presión. La situación comenzaba a ser algo desesperada. Las cosas no podían continuar así.

Repasamos nuestros compromisos los siguientes 2 o 3 días y no teníamos previsto ningún desplazamiento importante con el coche. Así que la decisión fue la de llamar a los de asistencia para que cambiaran el neumático pocho y colocaran la rueda de repuesto.

Desde hace ya algunos años, las ruedas de repuesto de los coches no son como el quinto neumático, es decir, exactamente igual a los otros 4. He visto ruedas de repuesto que se parecían más a los tubulares de una bici de competición. Al menos, en mi caso, la rueda de repuesto tiene las mismas características que el resto. Tan sólo tiene un llamativo círculo amarillo en la llanta en el que recomiendan no superar los 80kms/h y no usarla por encima de los 100 kilómetros. O sea, algo temporal.

El hombre que vino de la asistencia, además, tuvo el detalle de inflar la rueda y poner la presión adecuada. “Muchas personas la ponen sin más, y al cabo de un rato se encuentran con que se les ha reventado por no tener la presión adecuada”, me aconsejó el buen hombre. Al menos, ya tenía la seguridad de que aguantaría hasta reponer el dañado.

Como ese tema ya estaba en marcha, abordé otro asunto que teníamos pendiente.

Al inicio de nuestro viaje por Portugal camino de Baiona (ver aquí), tuvimos un problema en un control de peaje. Por algún extraño motivo, no podíamos justificar en qué lugar habíamos tomado la autopista y al llegar al control, nos soplaron 40€ como 40 soles, que se correspondían al precio del uso de la misma como si nos hubiéramos recorrido Portugal de Sur a Norte entero. Aquel no era el momento de discutir con la señorita del puesto, pero me quedé con el ticket.

Una vez reinstalados en casa y puesto en marcha el procedimiento más urgente de cambiar el neumático, quedaba intentar solucionar este malentendido.

Buscando por internet me puse en contacto – sin demasiadas esperanzas – con el organismo que pensaba que podría atender mi solicitud. Ellos no eran, pero fueron muy amables y me proporcionaron el email y el teléfono de contacto. No perdía nada por intentarlo. El “no” ya lo tenía.

Les escribí en un aceptable portugués merced a las múltiples herramientas de traducción disponibles. Les expliqué con todo lujo de detalles lo sucedido y nuestra intención de abonar lo que fuera justo, pero que no sabíamos explicar qué y cómo había sucedido. Y que, por tanto, solicitábamos oficialmente le devolución del importe abonado, que nos parecía abusivo e injusto. Sorprendentemente, recibí una respuesta y una buena predisposición para llegar a un acuerdo.

Durante los días siguientes mantuvimos una correspondencia activa, hasta que finalmente y como medida extraordinaria, accedían a devolvernos 30€ de los 40€ que habíamos abonado. La diferencia era el valor correspondiente al trayecto que usamos. Itinerario que me solicitaron en uno de los correos.

Llegado el día N (de neumático) vuelta a NORAUTO y a esperar pacientemente a que terminaran el trabajo y sin dejar de pensar en la pasta que llevaba invertida en neumáticos. Y eso que los traseros no los he cambiado y son los originales.

Después de retirar el coche del taller iba camino de casa cuando de repente …” pérdida de presión en el neumático delantero derecho”. Entonces intenté contar hasta diez mil porque conducir alterado no es una buena decisión, pero durante todo el camino comencé a intentar entender lo que había sucedido. ¿Habían vuelto a colocar la rueda vieja después de pagar una nueva? ¿Era una simple equivocación o un nuevo tipo de estafa? ¿Me habían vendido un neumático que estaba mal de fábrica y encima era más caro que el de 3 meses antes? ¿Habían inflado el neumático con una presión inadecuada? ¿Le habían puesto la presión correcta, pero no habían manipulado el ordenador del coche para informar del hecho? Todas estas cuestiones - y alguna que otra más - me acosaron mientras conducía en dirección a mi objetivo, que era llegar a una estación de servicio.

Al llegar comprobé que la presión que le habían metido tal vez fuera la idónea para un autobús de 50 plazas, pero nada tenía que ver con la que recomienda la SEAT para el vehículo. Ya puestos, lógicamente, revisé los cuatro.

Desde entonces, no he vuelto a ver el maldito mensaje.

Ah, y hace unos días he recibido una transferencia por valor de 30€. Eran los de autopistas de Portugal devolviendo el dinero que admitieron iban a devolver. ¡Gente fantástica los portugueses!

Y colorín colorado, esta pesadilla del neumático chungo, se ha terminado.

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