jueves, diciembre 14, 2023

La eficiencia y seriedad alemanas.

Hará cosa de un par de veranos, los de Movistar emitieron un concierto de Hans Zimmer. Para el que no sepa quién es este señor, es el responsable de las bandas sonoras de películas como Gladiator, El Código da Vinci, Ángeles y Demonios, Piratas del Caribe, Paseando a Miss Daisy, The Joker, y unas cuantas más.

El concierto era una actuación en vivo, en Praga, y junto con su extensa banda de músicos, actuaba un coro de la República Checa, realmente fantástico. Más de dos horas de auténtico espectáculo. Me gustó tanto que me dejó embrujado y lo volví a ver tiempo después.

Un día descubrí que ya no estaba disponible en el menú de la tele, pero buscando y rebuscando, lo volví a encontrar en Movistar, pero en esta ocasión en internet. Lo tenía que ver en el ordenador, pero con los cascos puestos casi era mejor. Vi el concierto varias veces. Hasta que un día, también desapareció de Movistar en Internet. Me quedé como un niño al que le roban los caramelos.

A partir de ese momento, comencé una búsqueda, casi desesperada, del concierto. Encontré muchas chapuzas de gente que lo grababa con el móvil desde su posición entre el público. Pero, evidentemente, aquello era infumable. Una perspectiva fija y un movimiento perpetuo de la imagen, hacían de eso algo de lo que huir. Y continué la búsqueda.

Ante lo infructuoso de mis esfuerzos, decidí atacar directamente el problema. Decidí que intentaría contactar con la productora que grabó el concierto y ver si el DVD estaba disponible. Finalmente, después de no poco tiempo de navegación por la red, conseguí dar con la empresa que, oficialmente, distribuía tanto los CD’s, como el DVD, con calidad profesional, precio asequible y envío a domicilio. Era una empresa alemana y su web está en perfecto alemán. De entrada, infundía confianza.

Me llevé una alegría. Después de tanto peregrinar por Google, Youtube y demás, estaba a punto de comprar el DVD del concierto. Sería un auto regalo de Papá Noel.

En la web de la empresa anunciaban que el DVD estaba disponible con subtítulos en varios idiomas, entre ellos el español. Algo que, evidentemente, todos esos “chapuzas” que grababan con su móvil no podían hacer.

Me cercioré de que la referencia del producto con subtítulos en español era la correcta y antes de comprarlo, preferí confirmarlo, enviando un email que figuraba en la web. En cuanto recibí la respuesta confirmando que efectivamente, tenían disponible el DVD con subtítulos en español, procedí a comprarlo. Guardé el correo de respuesta.

El DVD llegó. Muy tarde para lo que se estila en estos días, pero llegó. Es el único “pero” que les podría poner: que deberían anunciar en su web que el tiempo de entrega es largo.

Enseguida comprobé el estado del DVD y así, pude disfrutar, una vez más, del concierto, tal y como lo había visto por primera vez cuando lo emitieron y en la tele. Tan sólo me percaté de un pequeño detalle: no había subtítulos. Ni en español, ni en catalán, ni en serbo-croata.

Entonces, se me ocurrió escribirles de nuevo, para indicarles que lo que había recibido no era exactamente lo que había pedido. Que no había subtítulos en español. Mi idea era que, probablemente, el que había hecho el DVD se le había ido la pinza y se trataba sólo de hacer otra copia, pero en esta ocasión, incluyendo los subtítulos. Pero no me di cuenta de que hablaba con alemanes.

Mientras yo esperaba una disculpa y un nuevo DVD, esta vez con los subtítulos, recibo un correo en el que se disculpan por el error. Y antes de que se me ocurriera añadir nada a la conversación, en el mismo email me anuncian que van a proceder a devolverme el importe íntegro del DVD más los costes de envío, a mi cuenta origen.

Yo estaba dispuesto a pagar 1 vez por un DVD, pero con subtítulos. Sin embargo, ellos, según me contaron en el correo, lo de los subtítulos en español no estaba disponible y lo iban a eliminar de la web. Se disculpaban y me prometían la devolución íntegra del valor pagado.

El dinero me llegó a mi banco en 48 horas.

Me pregunto qué habría pasado si en vez de ser alemanes hubieran sido aborígenes españoles.

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