Las chicas de PODEMOS acaban de sorprendernos, una vez más, con otra de sus ocurrencias. Si por lo menos fueran originales, podríamos catalogarlas de ideas, pero, lamentablemente, su coeficiente intelectual no da para tanto y se limitan, en el mejor de los casos, a imitar lo que otros han hecho antes y para colmo, ni siquiera eso lo hacen bien. La penúltima estupidez – no debemos descartar que perseveren en su estulticia – es la creación de una cadena de supermercados estatales, al más puro estilo bolivariano, algo que ya se implantó en Venezuela, un modelo fracasado al que las de PODEMOS pretenden abandonarse.
Atrás van quedando pruebas
inequívocas de su inmensa arrogancia cuando, por ejemplo, se dedican a “mejorar”
una ley de violencia de género y aparte de que el texto estaba plagado de
faltas de ortografía, ignoran los consejos de varios organismos y profesionales
con experiencia, con los resultados que todos conocemos.
Como reza la sabiduría popular,
la ignorancia es muy atrevida, tanto, que, en este caso, la cajera y su
cuchipanda de descerebradas ahora se les ha ocurrido un tema-gancho para no
desaparecer del panorama político el próximo 28-M: crear un supermercado
estatal, con precios intervenidos y lista de alimentos, supongo. Y esto me ha
recordado a tiempos pasados narrados por aquellos que ya tuvieron la desgracia
de vivir bajo el yugo comunista.
A través de multitud de libros y
películas, sabemos que el suministro de productos de todo tipo, ya sean
alimenticios o no, podía calificarse de cualquier forma menos de estable. Así
se podían ver estanterías vacías por completo como si hubiera pasado un ejército
hambriento, o colas interminables para comprar pan o leche, que estaban
racionadas.
Una amiga mía, Anna, nació bajo
el sistema comunista en Checoslovaquia. Su familia fue de las afortunadas,
porque su padre regentaba una fábrica de zapatos en la aldea – eso no es ni
pueblo – donde residían. Toda la fabricación se enviaba a Moscú, sin excepciones.
Siempre me he preguntado dónde se
compraban los zapatos los de esa aldea.
Y este es el sistema que las
adelantadas de PODEMOS quieren instaurar en España: volver al racionamiento, al
mercado negro, al estraperlo, a funcionarios corruptos (aún más), a la
colectivización de las tierras de cultivo, ya que a los agricultores no les
resultaría rentable – en muchos casos AHORA MISMO tampoco lo son – cultivar frutas
y hortalizas con un coste de producción muy superior al precio intervenido de
venta.
Así es que deberíamos de empezar
a mentalizarnos de que los lunes tendremos a nuestra disposición zapatos del
pie derecho, los martes pan, los miércoles leche y ya veremos cuándo traen los
zapatos del pie izquierdo.
Por cierto, esto de los zapatos
del pie derecho y el izquierdo, fue un truco que se inventó Juan March. Cuenta
la leyenda que en cierta ocasión debía importar un barco lleno de zapatos y
descubrió, que, si sólo eran del pie derecho, le costaba mucho menos. Y así lo
hizo. Fletó un barco con los del pie derecho y otro con los izquierdo y le
costó mucho menos que traerlos juntos.
Ya se sabe: los ricos somos unos excéntricos.
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